Edificación sostenible y compromiso social

Edificación sostenible y compromiso social

Una construcción sostenible bajo el estándar Passivhaus puede reducir hasta en un 90% el consumo energético, de ahí la necesidad de que sea un objetivo en el que todos nos comprometamos.

 

Antes de comenzar a hablar de la importancia de la edificación sostenible para la sociedad y los aspectos más importantes de la misma, es prioritario que todos, absolutamente, comprendamos la situación de emergencia climática en la que se encuentra nuestro planeta. Hace unos 20 días, durante el ‘Living Planet Symposium’, se declaró que el satélite Sentinel 5P había constatado elevados niveles de dióxido en las zonas más urbanizadas del centro y norte europeo, precisamente donde se concentra parte importante del tráfico y la industria del continente (ver artículo en eldiario.es). Son realmente necesarias medidas restrictivas, que den una tregua al planeta y que permitan un cambio de paradigma para atajar o, al menos, ralentizar los efectos.

Lo que nos ha ido demostrando nuestra experiencia y la de los socios y patrocinadores que conforman la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP) es que podemos afirmar que una de las herramientas que nos permite abordar este hecho, de manera fiable, es la construcción bajo el estándar Passivhaus.

Aspectos medioambientales
Casi el 50% de las emisiones producidas por los edificios se dan en la fase de uso y mantenimiento y aproximadamente un 40% es lo destinado para climatización durante la vida útil del edificio. Es aquí donde Passivhaus muestra su contribución dado que minimiza estas emisiones debido a la reducción drástica de la demanda de los edificios. Hablamos de reducciones de hasta el 90% del consumo frente a la actual normativa de construcción en nuestro país, lo que, por extensión, reduce la utilización de combustibles para satisfacer las necesidades de climatización de los edificios. Una vez nos encontramos en el punto de mínima demanda, es necesario utilizar los sistemas más eficientes posibles o incluso introducir sistemas de generación in situ para que el consumo sea nulo o incluso positivo.

A mayores, el estándar permite libertad en lo relativo a la elección de sistemas y materiales de construcción, posibilita que en la construcción de los edificios se empleen materiales con bajo impacto sobre el medio ambiente, con poca o nula huella de carbono en su fabricación, así como baja energía embebida y emisiones contaminantes. A medida que la presencia de estos materiales y sistemas se vaya incrementando en el parque de nuestros edificios y viviendas, se verá reducida la cantidad de emisiones.

Es importante entender lo que supone el estándar ya que no hablamos de sumideros de carbono o de compensación de emisiones, sino de emisiones que no llegan a producirse en primera instancia. De hecho, en el informe de Naciones Unidas para el COP 22, ‘The Emissions Gap Report 2016′ , en su apartado 5.2.3 ‘Highly Energy Efficient Buildings’ plantea el estándar Passivhaus como la primera medida para conseguir edificios altamente eficientes, situándolo como la primera medida en la contribución de la edificación a la ralentización del cambio climático.

Aspectos económicos
Para considerar que un edificio que se construye es sostenible económicamente hablando, debe estudiarse la totalidad de su vida útil, sin embargo, un edificio Passivhaus asegura este objetivo.

A la hora de analizar el coste económico de un edificio, además del coste inicial de construcción, hay que considerar el coste energético y de mantenimiento a lo largo de toda su vida útil. Un edificio Passivhaus, en el caso de suponer una mayor inversión inicial (entre un 3% y un 8%, aunque ya hay ejemplos construidos sin necesidad de sobreinversión), amortiza esta diferencia en los primeros años de vida del edificio y continúa generando ahorros durante el resto de la vida útil, resultando en última instancia un edificio mucho más económico que uno convencional.

En definitiva, el coste de climatización de un edificio pasivo estará en el entorno de consumo de 1 euro/m2 al año (The Emissions Gap Report 2016. A UNEP Synthesis Report. 2016), lo que nos hace pensar que de construirse o rehabilitarse bajo el estándar Passivhaus, muy pocas familias quedarían en riesgo de pobreza energética, un problema que en España afecta a 19,1 millones de personas (ver artículo en elpais.es).

 

Aspectos sociales
El borrador de la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética recoge: «la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que las condiciones del ambiente interior de la vivienda influyen directamente en nuestra salud. Como se afirma en las Directrices de la OMS sobre vivienda y salud de 2018, las malas condiciones de habitabilidad pueden exponer a las personas a una serie de riesgos para la salud, y la dificultad o el coste elevado de calentar el hogar afectan a la salud respiratoria y cardiovascular, mientras que las altas temperaturas interiores pueden causar enfermedades y aumentar la mortalidad por causas cardiovasculares».

Las edificaciones sostenibles cuidan la salud de sus ocupantes, estableciendo como requisito fundamental una óptima calidad del ambiente interior. Passivhaus asegura un ambiente interior de calidad, garantizando el confort térmico con temperaturas estables entre 20-25 grados durante todo el año y sin diferencia de temperaturas entre estancias, sin corrientes de aire y con una alta calidad de aire interior que presenta bajos niveles de concentración de CO2 y bajos niveles de COVs (compuestos volátiles orgánicos).

Por ende, un tipo de edificación que cuida el medioambiente y la salud de sus ocupantes generará un impacto positivo en la sociedad en su conjunto, reduciendo así los casos de enfermedades por aire contaminado tanto en el interior como en el exterior y, las hospitalizaciones derivadas de situaciones de pobreza energética.

El NHS británico (National Health Service) publicó un estudio realizado en la Ciudad de Gloucestershire que establece la relación existente entre edificios antiguos y mal aislados habitados por personas de mediana y avanzada edad y el elevado número de hospitalizaciones comparadas con la población de otras zonas con edificios mejor aislados y más eficientes.

Es evidente que si todos trabajamos en la misma línea contribuiremos a generar espacios de mayor calidad, que aseguren salud para la sociedad en su conjunto y que supongan el fin de situaciones como la pobreza energética, que año a año se va cobrando más víctimas.

Dificultades y desconocimiento
Sin embargo, desde la Plataforma de Edificación Passivhaus nos encontramos algunas dificultades para poner en marcha un modelo que genera tantos beneficios como los que hemos ido analizando. Principalmente, encontramos dificultades desde la administración, dado que no termina de posicionarse clara y firmemente a favor de la construcción sostenible. Desde PEP observamos que las necesidades reales del planeta y la población generalmente llevan un ritmo más rápido que el ofrecido por la administración, salvo en determinados casos, a pesar de que las normativas europeas exigen acometer esta tarea.

Por otra parte, los promotores privados aún adoptan posturas muy tímidas ante el estándar salvo casos muy concretos. Desde PEP consideramos que el principal motivo podría ser el desconocimiento sobre este tipo de construcciones y sus ventajas, algo que desde PEP estamos intentando solucionar a través de las múltiples jornadas que ofrecemos a lo largo y ancho del territorio nacional y de la mano de importantes entidades como el Consejo General de Arquitectura Técnica de España y los Colegios Oficiales de Aparejadores y Arquitectos Técnicos que lo integran, entre otras.

En definitiva, desde la Plataforma de Edificación Passivhaus, apostamos por un estándar que se trata de una herramienta probada, como hemos ido estudiando desde diferentes perspectivas, y que centra sus esfuerzos en la reducción de la demanda del edificio, la máxima eficiencia energética y el alto confort interior.